miércoles, 4 de febrero de 2009

ECONOMÍA REGIONAL: SALDOS DE LA CRISIS

Mario Dávila Flores

La noticia fue contundente: durante el pasado mes de diciembre según las cifras del Seguro Social, se perdieron en Coahuila poco más de 22 mil empleos; esa fue la versión local del horror de diciembre, echando por la borda los empleos que se habían generado en la actual administración Estatal; este ha sido sin duda el efecto más negativo de la actual crisis mundial. A esta pérdida de miles de empleos, hay que agregar como segundo impacto negativo la fuerte devaluación del peso frente al dólar, fenómeno que se ha traducido en el aumento de precios de una gama de bienes y servicios.

¿Cuál ha sido la respuesta del Gobierno, tanto Federal como Estatal ante este panorama? Se han anunciado en ambos casos programas para enfrentar la crisis, los que muestran una característica común; la preservación del empleo como la prioridad central. En este contexto, el Gobierno Estatal anunció un programa para repartir dinero en efectivo a grupos considerados como altamente vulnerables, en una medida que puede rayar en el populismo. De la misma forma se podría considerar el congelamiento del precio de las gasolinas por el Gobierno Federal.

Lo importante es que dichos programas den resultados, siendo necesario para ello, entre otras cosas, que los recursos autorizados, y soportados en los respectivos presupuestos, sean canalizados sin demora a sus destinatarios, con eficiencia, sin corrupción, y sin condicionamientos electorales. En el plano regional, y por la estructura de su economía, empresas claves de la Región Sureste de Coahuila, se han visto obligadas a recurrir a los paros técnicos, ante el derrumbe de la demanda externa, con una afectación muy marcada en la industria automotriz: hay que tener presente que a nivel nacional esta actividad venía exportando el 80 por ciento de su producción.

Esta crisis ha dejado en evidencia la fragilidad de la economía local, con un mensaje muy explícito para la zona conurbada de Saltillo, Ramos Arizpe y Arteaga, pero incluso ante la contundencia de la realidad, la que nos indica la urgencia de avanzar en la diversificación de la actividad económica, las autoridades responsables insisten en apuntalar la industria automotriz, lo que pudiera ser justificable en el corto plazo, mientras pasa la emergencia, no así en un horizonte de mediano y largo plazos.

En el corto plazo, lo que nos podría ayudar, sería que tanto GM como Chrysler decidieran ensamblar en la zona modelos con buenas perspectivas de mercado. En el caso de GM, esta corporación que actualmente agrupa ocho marcas, podría sufrir una reestructuración radical, que se traduciría en la eliminación de cinco de ellas, dejando vigentes las de Chevrolet, Buick-que ha sido un éxito en China- y Cadillac. Lo anterior pudiera traducirse en el cierre de hasta 18 de las 31 plantas que tiene GM en la zona de Norteamérica.

Es evidente que tales escenarios representan un riesgo potencial para nuestro entorno, siendo necesario considerar tal posibilidad, y la forma de enfrentarla. Una de ellas sería la de buscar anclar en nuestra región el ensamble de modelos exitosos, siendo la pregunta si tenemos la capacidad para influir en la asignación de tales modelos.

La otra opción, sería de la establecer con los productores automotrices establecidos en el Sur de los Estados Unidos una alianza estratégica con las ensambladoras del Norte de México, estableciendo una zona competitiva que permita hacer frente a la desafiante competencia de los productores asiáticos. La razón para plantear esta estrategia, es el reconocimiento de que Estados Unidos, México y Canadá, deben unirse para hacer frente a la fuerte competencia; es a partir de esta toma de conciencia que se podrán implementar los pasos necesarios para conformar una supra región económica en esta parte del mapa.

Fuera de estos dos escenarios, de los que ignoro si nuestras autoridades han tomado conciencia, hasta ahora la única respuesta que se ha visto, y que podemos calificarla como más de lo mismo, consiste en apuntalar la industria automotriz hasta que pase el vendaval, no existiendo la convicción de impulsar por ejemplo, aquellas actividades que impliquen tanto la innovación como el desarrollo tecnológico, con carácter prioritario; esa mentalidad no se percibe en nuestro entorno inmediato, lo cual es preocupante, puesto que ya no resulta conveniente continuar fincando nuestra futuro en la oferta de mano de obra..

Conviene preciar los puntos aquí externados; hay que defender el empleo y tratar de preservar la industria automotriz, esto como estrategia de corto plazo, pero simultáneamente debemos comenzar a trazar los planes para inducir un cambio radical de actividad en nuestra economía regional, recurriendo en mayor medida a la tecnología y la innovación, sería un error continuar sobre la misma senda. La del dólar es otra historia, que espero abordar en otra entrega.

Redondeo. Christian Presichi, Rafael Martín y Rafael Díaz, son los “Saraperos” que integran el equipo mexicano en la actual Serie del Caribe, que tiene lugar en Mexicali.