lunes, 15 de junio de 2009

La validez de la nulidad. Continuación

Ma Isabel Reyna

La semana pasada en este espacio hablaba de la posibilidad de anular el voto el próximo 5 de julio. Ayer recibí el texto de Esther Quintana que se publica en este blog.
Me parece de trascendental importancia resaltar los siguientes fragmentos del texto de Esther porque tienen la validez de ser una voz que habla desde adentro del sistema, actualmente es diputada local por el PAN y sus palabras están respaldas con hechos.
Dice Esther: “Cualquier mal y la corrupción gubernamental que se exhibe sin recato alguno es un mal, se convierte en eso porque nadie se ocupó de atajarlo cuando empezaba. El cáncer, permítaseme la analogía, cuando se descubre y se le somete a tratamiento inmediato, se puede curar, pero cuando ya se ha extendido por la falta de previsión o de cuidados, mata al enfermo. Llegado a ese punto, ni todos los gritos y los ayees y el reparto de culpas, sirven para nada.
“Los mexicanos somos seres displicentes en asuntos de la comunidad, no nos seduce ocuparnos del sitio en el que vivimos, cuanto sucede a nuestro alrededor mientras no nos afecte de manera directa, que el mundo ruede. Esa actitud es la que ha permitido que quienes nos gobiernan hagan lo que les venga en gana sin el más mínimo recato, al cabo que nuestra apatía les garantiza la impunidad.
“Ahora mismo ¿Sabe en qué distrito vota? ¿Conoce la trayectoria de los diferentes candidatos a diputados, que andan tras su voto? ¿Conoce la plataforma legislativa del partido político que los avala? El diputado que actualmente cobra en San Lázaro ¿ha vuelto a visitarlo o visitarla? ¿Qué ha hecho a favor del bienestar de sus electores? Si no se ha parado por su domicilio ¿ya le reclamó? En la página de Internet del Congreso de la Unión están los correos electrónicos y teléfonos de los 500 que conforman la Cámara de Diputados.
“En este momento yo soy diputada local, cuanto aquí he expuesto es lo que siento y sobre todo, es lo que creo. ¿Quiere usted revocación de mandato, normas que obliguen a quienes acceden a un cargo de elección popular a concluirlo, segunda vuelta sino se alcanza un porcentaje predeterminado de votación, entre otras innovaciones? Yo también ¿por qué no me ayuda a implantarlo en Coahuila? Sola no puedo.
“Quienes estiman que su deber cívico se agota al asistir a la casilla y votar, están completamente equivocados, por eso andamos al revés. Sufragar es el mínimo”.

Estoy totalmente de acuerdo con ella. Tomémosle la palabra. Si no tienes manera de entrar a la página de internet del Congreso de la Unión, me comprometo a entrar yo y a pasarte, si así lo deseas, los datos de tu diputado.
No nos quedemos sólo con el reclamo válido el próximo 5 de julio. Tomemos el toro por los cuernos y unámonos a ese pequeño grupo, pequeñísimo tal vez, que en el día a día, da seguimiento al quehacer de los diputados en Alianza Cívica. Entre más seamos los ciudadanos decididos a hacer valer nuestros derechos, más difícil será, como dice Esther Quintana, que los vivales sigan haciendo “como que la Virgen les habla”.

Cuestión de enfoque

Esther Quintana Salinas

Ante la inminente elección legislativa que estaremos viviendo el próximo 5 de julio y el descrédito que se abate sobre la clase política, hay quienes han decidido que la solución es presentarse a su casilla y anular su voto ¿cómo? Supongo que tachándolo completo o en más de un recuadro o simplemente depositándolo en blanco en la urna. El efecto será el mismo, habrá un voto nulo.

Las acciones de esta naturaleza no tienen repercusión jurídica en el marco de la legislación vigente, toda vez que al no existir votación calificada con un porcentaje predeterminado y bastando que quien obtenga un solo voto más por encima de los que reciban sus contrincantes, se gana una elección, este movimiento pro anular los votos, con todo el respeto que me merecen quienes están invitando a hacerlo, será de impacto cero.

Definitivamente, somos un país reactivo, no proactivo ¿por qué digo esto? Me explico, por décadas los comicios han sido desairados por los mexicanos, su característica eterna es que el ganador suele ser por lo general el abstencionismo. Ese es el que aplasta de manera abrumadora y se repite, y se repite, ante la también abrumadora indiferencia de quienes desdeñan asumir su jerarquía de dueños de México.

Hoy resulta, que según lo manifestado por el movimiento anti voto, ya están hasta la coronilla de la corrupción que campea a lo largo y ancho de la República en cualquier espacio del servicio público y estiman que hay que ponerle un hasta aquí, acudiendo a anular un derecho.

Cualquier mal y la corrupción gubernamental que se exhibe sin recato alguno es un mal, se convierte en eso porque nadie se ocupó de atajarlo cuando empezaba. El cáncer, permítaseme la analogía, cuando se descubre y se le somete a tratamiento inmediato, se puede curar, pero cuando ya se ha extendido por la falta de previsión o de cuidados, mata al enfermo. Llegado a ese punto, ni todos los gritos y los ayees y el reparto de culpas, sirven para nada.

Los mexicanos somos seres displicentes en asuntos de la comunidad, no nos seduce ocuparnos del sitio en el que vivimos, cuanto sucede a nuestro alrededor mientras no nos afecte de manera directa, que el mundo ruede. Esa actitud es la que ha permitido que quienes nos gobiernan hagan lo que les venga en gana sin el más mínimo recato, al cabo que nuestra apatía les garantiza la impunidad.


Cuando usted paga por un servicio y este no se presta en los términos pactados ¿se cruza de brazos? Es exactamente lo mismo, usted paga las dietas de quienes en algún momento cobramos en la nómina pública ¿eso no le da ningún derecho? ¿Por qué ha tolerado que le vean la cara durante tantos años? ¿Por qué no ha hecho nada para combatir los fraudes de que lo han hecho objeto?

Ahora mismo ¿Sabe en qué distrito vota? ¿Conoce la trayectoria de los diferentes candidatos a diputados, que andan tras su voto? ¿Conoce la plataforma legislativa del partido político que los avala? El diputado que actualmente cobra en San Lázaro ¿ha vuelto a visitarlo o visitarla? ¿Qué ha hecho a favor del bienestar de sus electores? Si no se ha parado por su domicilio ¿ya le reclamó? En la página de Internet del Congreso de la Unión están los correos electrónicos y teléfonos de los 500 que conforman la Cámara de Diputados.

Si usted contesta a cada una de estas interrogantes acertadamente, por supuesto que tiene derecho a anular su voto y no sólo a eso, sino a reclamarle a la dirigencia del partido de procedencia por la clase de individuos que proponen para ocupar cargos de tanta responsabilidad, y hágale saber que se va a encargar de convencer a cuantos pueda, de que no vuelven a votar por sus candidatos. ¿Se imagina usted nomás al 40 por ciento del padrón electoral del IFE, haciendo lo mismo que usted? ¿Dimensiona el impacto de la acción, la multiplicación de los efectos?

Pero si es usted de los que no pueden contestar ni una sola de las preguntas, su “hartazgo político” es un fiasco y lo único que usted está haciendo promoviendo la anulación del voto el 5 de julio, es tapar con el petate del muerto su apatía y su falta de arrestos cívicos. Casi, casi, me atrevo a señalar que usted es de los que no votan y prefiere echarse a la fuga o a la modorra el día de la jornada electoral, y no creo que tenga planeado hacer la excepción este 5 de julio.

Con la abstención se apuntalan errores y carencias democráticas y se elevan los índices de impunidad. La anulación del voto equivale a una abstención ¿por qué ha de seguir usted fortaleciendo tan oprobiosa endemia?

En este momento yo soy diputada local, cuanto aquí he expuesto es lo que siento y sobre todo, es lo que creo. ¿Quiere usted revocación de mandato, normas que obliguen a quienes acceden a un cargo de elección popular a concluirlo, segunda vuelta sino se alcanza un porcentaje predeterminado de votación, entre otras innovaciones? Yo también ¿por qué no me ayuda a implantarlo en Coahuila? Sola no puedo.

Yo no coincido con Denise Dresser cuando afirma que los mexicanos somos víctimas del sistema, me parece una posición muy simplista y comodísima para desafanarse de la responsabilidad que cada uno de nosotros tiene. Si existen políticos corruptos – de todos los colores – es porque nosotros lo hemos consentido ¿Cuándo nos ocupamos de indagar quién es quién en el poder público? ¿Cuándo nos paramos en el Congreso local, ya no digo federal, porque ese está más lejos del sitio en el que vivimos, a exigirle a los legisladores que nos den cuenta de lo que están haciendo?

¿Usted sabe que Iniciativas de ley están en proceso legislativo? ¿Usted sabe cómo le van a afectar en el supuesto de que sean aprobadas o desechadas? ¿Usted les pregunta a los candidatos cuando andan en campaña, si van a concluir su período o van a saltar antes a otro puesto?

¿A usted le interesa saber con qué presupuesto operan, por ejemplo, la Secretaría de Finanzas o la de Desarrollo Social del gobierno del Estado? Cuándo se entera que el Reglamento de Alcoholes se aplica de manera discrecional en su municipio ¿qué hace? ¿Ha intentado hacer algo cuando le consta que en su colonia venden drogas en la tiendita de la esquina a menores de edad?

Cuando se pasa un alto ¿le ofrece “mordida” al policía o le pide su papeleta para ir a pagar la multa? ¿Es usted de los que se estacionan en lugar exclusivo para personas con discapacidad y no siente ni el más mínimo cargo de conciencia, y no se detiene ni siquiera cuando lo acompañan sus hijos?

La señora Dresser expresa en su texto De frutas podridas o frescas, que si vota por cualquier partido contribuirá a avalar un sistema que debe ser cambiado desde afuera, ya que nadie lo va a hacer desde adentro (sic) Y ¿lo va a conseguir anulando su voto o invitando a otros a que lo hagan? ¿Cómo?

Eso no le hace mella a quienes andan en la danza porque no existe ningún mecanismo en la ley que pudiera llevar a la anulación de una elección porque un alto porcentaje de mexicanos decida dejar su boleta en blanco. Estas son las reformas que debieran impulsar los que están hasta la coronilla de la actuación desvergonzada de quienes cobran en la nómina pública; debieran de atiborrar de cartas cada una de las oficinas de los legisladores en las que nos exijan cambios que permitan la revocación de mandato de quienes solo van a hacer turismo al cargo de elección o de designación del que gozan. A ver quien aguanta una exhibida y una presión permanente de esa naturaleza y sigue haciendo como que la Virgen le habla.

Quienes estimen que su deber cívico se agota al asistir a la casilla y votar, están completamente equivocados, por eso andamos al revés. Sufragar es el mínimo.

Estoy abierta a sus sugerencias, críticas constructivas y observaciones. Le comparto mi correo electrónico: esther_quintan@yahoo.com.mx y también apreciaría su visita en el edificio de oficinas de legisladores del Congreso de Coahuila, en Boulevard Francisco Coss.