lunes, 6 de julio de 2009

EL FENÓMENO MICHAEL JACKSON

Mario Dávila Flores
Quizás su destino le tenía reservado llegar a ser más grande muerto que en vida, así ha sucedido con las grandes figuras del espectáculo, sin embargo, el interés suscitado por la muerte de Michael Jackson ha rebasado todas las expectativas posibles; estamos ante un fenómeno impresionante, pocas veces visto en la historia.

Los ingredientes están ahí: una niñez triste, marcada por la tiranía y el abuso de un padre ambicioso que incluso llegó a golpearlo con cables de acero, las deslumbrantes producciones de videos, las ventas superiores a los 750 millones de discos, más los que se vienen vendiendo en cantidades industriales, sus batallas legales contra las acusaciones de abuso infantil, su increíble metamorfosis física, que bien pudiera ser tema para un libro que fuera la continuación de la obra clásica de Kafka, la incertidumbre respecto a la paternidad de sus hijos, sus extravagancias, así como los vericuetos financieros. Todo esto, y más, se combinó para tener el resultado final; una leyenda que cobra magnitudes insospechadas.

Todo alrededor de Jackson ha sido un misterio, pues los pliegues y recámaras ocultas de su personalidad fueron insondables, a tal punto que incluso para él fue imposible descifrar el enigma, extraviándose en el camino, dando lugar a las más grandes contradicciones en su vida. Tenía fama y fortuna, pero no podía dormir, ni comerse una hamburguesa o un filete, estaba rodeado de multitudes, pero al final del día, lo envolvía la soledad, quería a los niños, pero no podía estar cerca de ellos, pues esa proximidad resultó un gran negocio para algunos.

Por cierto, la semana pasada, un joven que hace 16 años acusó a Jackson de acoso sexual, confesó que todo fue falso, y que las acusaciones fueron producto de una estrategia del padre del entonces jovencito, para salir de la pobreza, si embargo los daños moral y financiero para el artista fueron reales.

Lo que sí sabemos de él, es que era un enorme, extraordinario bailaría, un fuera de serie, con el que sólo se podrán comparar figuras como Fred Astaire, y nuestro paisano “Resortes” quien treinta años antes que el Peter Pan de California, ejecutó ese famoso paso de baile hacia atrás; “el moonwalk” al menos la versión mexicana del mismo. La diferencia fue que Adalberto Martínez nunca tuvo los reflectores, la mercadotecnia ni la exposición que si tuvo Michael, sin embargo, en su activo nuestro paisano contó el haber compartido escenas con Kitty de Hoyos, lo que valió el boleto.

Al igual que la inolvidable Marilyn Monroe, Jackson no podía dormir, recurriendo ambos a los medicamentos para tratar de conseguir el indispensable alimento del alma; esa tranquilidad la perdieron en el camino traicionero que conduce a la fama, y que representa uno de los costos más altos que cualquier ser humano deba pagar por llegar a la morada de los dioses, a la cumbre, y aquí sí hablaríamos de las cumbres borrascosas.

Las exigencias de la estética, lo condujeron a sacrificar su cuerpo y a debilitar su organismo, pues el mantener su imagen esbelta ante las cámaras lo condicionó a realizar una comida al día, lo que pudo afectar su organismo, buscando la compensación de nuevo en medicinas y drogas, en una espiral perniciosa.

Pero como buen artista, él también fue un reflejo de los tiempos que vivió, y así por ejemplo, sus atuendos militares, además de haber podido significar un homenaje a los Beatles recordando al Sargento Pimienta, fueron un reflejo de la época de Reagan en el poder, cuando ese Presidente impulsó el programa militar de los Estados Unidos en el contexto de la última fase de la Guerra Fría frente a la Unión Soviética.

La vida y muerte de Michael Jackson la podemos comparar a esas muñequitas rusas, que al abrir una de ellas, en su interior encontramos otra, y así sucesivamente, con la salvedad que en el caso del ídolo fallecido, la dimensión de las figuras pertenece al ámbito de la escala atómica, al mundo de los átomos, pues son muchas las sorpresas que rodearon su existencia, y cómo se ve, también su muerte.

No podemos concluir, sin tomar en cuenta que el fenómeno Jackson no se explicaría sin la presencia de los medios de comunicación; su importancia es decisiva para entender lo que ha sucedido y viene sucediendo alrededor de este artista genial, un alma atormentada, que se perdió en el laberinto de la riqueza y de las luces.

Michael Jackson fue un ser fuera de serie, un artista, que en su caso, produjo formas, sonidos, colores y movimientos que hicieron a los simples mortales evadir la miseria de la existencia, pero a un costo muy alto para él. Esto justifica su vida, la cual no podía ser normal; un gran artista nunca será una persona normal.


Redondeo. En un trepidante juego “Saraperitos” cayó dando la gran batalla ante el poderoso equipo de Guaymas, sin embargo nuestros muchachos siguen en la pelea.