jueves, 26 de febrero de 2009

EDUCACIÓN: LA GRAN PRIORIDAD

Mario Dávila Flores
La contundencia y profundidad de la actual crisis económica ha sido tal, que este fenómeno ha venido acaparando la atención de la gente, de los políticos y de los principales espacios en los medios masivos de comunicación; la gravedad del problema justificaría tal percepción, sin embargo, pese a ello, hay un ámbito que no debemos perder de vista, ni en el que podamos bajar la guardia; me refiero a la educación, que se ha convertido en estratégica en el mundo actual, sin que México sea la excepción.

¿Qué es lo que podemos esperar de nuestras escuelas? Básicamente lo siguiente:
1.- La maximización del potencial humano, 2.- Facilitar la vigencia de la democracia, 3.- Proporcionar las destrezas, habilidades y actitudes que nos permitan tener una economía próspera y competitiva, y 4.- Fortalecer la convicción de que podemos ver las cosas en forma diferente, y que las diferencias merecen respeto. La pregunta pertinente es saber si nuestros centros escolares están cumpliendo con estos objetivos.

Si somos honestos, habremos de reconocer que pese a los avances registrados tanto en México, como en Coahuila, nos falta mucho para tener un sistema educativo eficaz, que proporcione una educación de calidad a los niños y jóvenes del país, pues para ello se requiere de un conjunto de factores que deben ser superados para lograr la mejoría, sin embargo podemos señalar algunos de los aspectos que en mi opinión son prioritarios para poder superarnos.

El primer punto, sin duda, estratégico, es realizar una verdadera autocrítica del estado que guardan los centros encargados de preparar a los maestros; me refiero a las escuelas normales en general, pues la labor del docente resulta clave en el proceso de aprendizaje, siendo una buena plantilla de maestros el insumo principal para tener éxito en la misión educativa. Sin embargo, los resultados obtenidos en los exámenes de oposición presentados el año pasado por los docentes aspirantes a una plaza, fueron simplemente decepcionantes y sumamente preocupantes.

En efecto, tan sólo una tercera parte de los egresados de las normales mexicanas, logró acreditar dicha prueba, habiendo resultado reprobados los dos tercios restantes, lo que debió haber encendido los focos rojos de nuestras autoridades, para revisar el estado actual de estos centros de formación magisterial. Cerrar los ojos ante esta incuestionable realidad, aparte de constituir una omisión imperdonable, sería un error de enormes consecuencias para el desarrollo del país.

Aquí no se trata de buscar culpables, sino en base a un diagnóstico objetivo, efectuar los cambios y adecuaciones que sean necesarios para mejorar el proceso de formación de nuestros educadores; los blasones y las inercias de la tradición son muy pesados, pero de ninguna manera están por encima de la realidad; los recuerdos nos llenan de nostalgia, pero no es posible vivir de las glorias pasadas, ni evitar la marcha de la historia. Debemos hacer a un lado consideraciones políticas, partidistas y gremiales, para reformar las escuelas normales.


Otro aspecto al que tenemos que dedicar más atención y recursos, es el relativo al mejoramiento de la infraestructura educativa, pues nuestros centros escolares deberán contar con las condiciones mínimas necesarias para conformar un ambiente propicio al estudio y al aprendizaje. Nuestros alumnos merecen una educación de calidad, y para ello es indispensable que cuenten con aulas confortables, con espacios culturales y deportivos, centros de cómputo, entre otras facilidades. Está comprobada y documentada, la relación existente entre la infraestructura y el desempeño de los alumnos.

Por lo tanto, en un esfuerzo conjunto con el Gobierno Federal, el de Coahuila deberá establecer un fondo específicamente dirigido para atacar los rezagos en la materia, bajo un programa bien estructurado y gradual, pues será imposible lograr la cobertura material de un año a otro, pero hay que empezar a dar los primeros pasos. Así como las autoridades han entregado importantes obras viales, de la misma manera, se deberá hacer un esfuerzo sustancial para dignificar los espacios educativos; esta es una de las mejores inversiones que pueda hacer cualquier gobierno.

Para comenzar sería un buen principio abordar estos dos aspectos: la reforma de las normales, y el mejoramiento de las condiciones físicas y materiales de los planteles, sin embargo esto no agota la agenda educativa, pues quedan temas como el referente a los comisionados y al uso de las nuevas tecnologías para el aprendizaje, puntos que esperamos abordar en futuras entregas. Pese a las complicaciones surgidas en la economía, no debemos bajar la guardia en la educación; sería una equivocación que todos habremos de lamentar.

Redondeo. Me informó José Marroquín que Virgilio Hernández, quien por muchos años mantuvo en excelentes condiciones el terreno de juego del parque Madero, falleció el pasado diciembre. Descanse en paz.