domingo, 8 de febrero de 2009

Los tentáculos aprietan.

Alejandro Dávila Flores.
La noticia cayó como un auténtico balde de agua fría: Durante el mes de enero del 2009, las ventas de automóviles nuevos en los Estados Unidos de América se desplomaron en un 37.1 por ciento con respecto al mismo mes del año pasado. Peor aún, los autos comercializados por GM y Chrysler, las armadoras con plantas establecidas en el sureste de Coahuila, se derrumbaron en un 48.9 y 54.8 por ciento, respectivamente. Si el primer mes del 2008 GM desplazó casi 251 mil unidades, este año la cifra apenas rebasó los 128 mil (casi 123 mil autos menos). El azotón de las ventas en el caso de la Chrysler superó las 75 mil unidades en los mismos lapsos de tiempo.
Cada día nos enteramos de más empresas que inician paros técnicos, de otras que los prolongan y, cada vez con mayor frecuencia y cadencia, de plantas que están liquidando personal.
El mismo día en que se dieron a conocer estas cifras del mercado automotriz norteamericano, es decir el martes 3 de febrero, se publicó la noticia del despido de 200 operarios de las instalaciones de GM en Ramos Arizpe.
El viernes pasado, la planta de Teksid despidió a 100 operarios de sus instalaciones en la ciudad de Frontera, Coahuila y hoy sábado nos desayunamos con el infausto anuncio del cierre definitivo de operaciones de las instalaciones de la empresa Trinity Rail en Monclova, Coahuila, con lo cual mil 254 personas de la capital del acero perderán su fuente de trabajo.
Al anunciar el despido de personal en GM, una fuente de la empresa filtró la información de que el 20 de este mes otros 800 trabajadores podrían tener igual suerte, pues desde noviembre del año pasado el Gobierno Federal ofreció entregar un mes más tarde a GM una aportación extraordinaria de un millón 500 mil dólares que servirían para cubrir sueldos y mantener la plantilla laboral. Sin embargo Antonio Sánchez, vocero de Relaciones Públicas de GM-México, indicó que apenas se generaron las reglas para participar en este programa diseñado para empresas en paros técnicos.
Frente al apremio de esta situación, el Gobierno del Estado anunció que en los próximos días canalizará a la empresa en un cheque por un millón 500 mil dólares, el cual deberá aplicarse al pago de sueldos. Los recursos se tomarán de una inversión diseñada antes de la crisis para apoyar un proyecto de expansión de GM. Con esta aportación se esperan evitar, o al menos postergar, los despidos proyectados para febrero.
El Gobernador urgió a la Federación a realizar otro desembolso similar para respaldar a la empresa en la etapa de crisis en que se encuentra. Ante la ausencia de un seguro al desempleo, la medida es adecuada, pues además de que se gana tiempo para alcanzar una recuperación del mercado, se limitan los efectos adversos de la recesión en la economía local.
De igual forma, Humberto Moreira pidió al Gobierno Federal un paquete de estímulos a la industria automotriz, en el cual se incluya la cancelación por dos años del Impuesto Sobre Autos Nuevos, la deduciblidad del 100 por ciento de la compra de vehículos nuevos y la supresión del pago por concepto de tenencia.
En mi opinión, estas últimas medidas tendrían un impacto moderado en la industria automotriz local, pues solamente estimularían las ventas destinadas al mercado interno. Chrysler canaliza el 90 por ciento de su producción al mercado exportador y GM no está lejos de esa misma proporción. Los efectos adversos podrían ser mayores, pues la recaudación fiscal se vería afectada, limitando la capacidad de acción de los diferentes niveles de gobierno justo en el momento en el cual es más necesaria. Por otra parte, ahondaría una práctica económica, social y ambientalmente indeseable de subsidiar y estimular el uso aún más intenso del automóvil en el transporte urbano.
Tampoco me parece adecuada otra propuesta adelantada el 13 de diciembre por el Titular del Poder Ejecutivo estatal, consistente en evitar la entrada de autos compactos de otros países –como Brasil- para proteger el mercado nacional. Levantar en este momento barreras proteccionistas injustificadas en esa industria, sería como dispararnos con una escopeta en nuestros propios pies, pues las eventuales medidas de retorsión afectarían severamente a nuestra industria automotriz la cual, como ya se ilustró, depende fundamentalmente del mercado de exportación.
adavila_mx@yahoo.com.mx