sábado, 4 de abril de 2009

LA NACIÓN CHICHIMECA ( IIa parte)

Mario Dávila Flores

Una vez establecidas sus estructuras de gobierno, la flamante nación se fijó como prioridad el establecimiento de las bases para el funcionamiento de su economía, de sus finanzas, y de la administración pública. De inicio, el gran reto era establecer los mecanismos para recaudar los recursos requeridos y cubrir las necesidades presupuestales de la nación, el desafío era enorme, considerando que la federación—a la que se había hecho un lado—venía canalizando el 90 por ciento de los fondos ¿De dónde saldrían los recursos financieros?

La decisión separatista implicaba la cancelación de las partidas presupuestales agrupadas tanto en el ramo 28 correspondiente a las participaciones, así como las del ramo 33 pertenecientes a las aportaciones federales; eso ya era cosa del pasado.
En un gesto de soberanía, la nueva nación decidió no enviar más tributos al centro, estructurando un conjunto de impuestos, entre los que destacaron el de la renta de las personas, mucho más elevado que el vigente en el esquema federal, asimismo, se decretó un fuerte aumento en la tenencia vehicular, incorporando al padrón fiscal a los propietarios de carritos de paletas, hot dogs, frituras, bicicletas y hasta los de las patinetas.

Por acuerdo de la nueva Cámara de Diputados del Pueblo, fue aprobada la iniciativa presidencial, mediante la cual, toda persona física cuyos ingresos anuales fueran superiores a los cien mil pesos, pagarían un “impuesto solidario y redistributivo” del 50 por ciento sobre el ingreso acumulado total. Adicionalmente, se fijaron onerosos aranceles a los artículos importados, siendo su porcentaje promedio del 60 por ciento, por su parte las exportaciones serían gravadas con un impuesto del 40 por ciento.

Como lo anterior no fue suficiente, y para golpear el bolsillo de la burguesía individualista y egoísta, se anunció la entrada en vigor de un gravamen del 70 por ciento sobre el consumo en restaurantes de lujo, quedando exentos de tal carga, los establecimientos dedicados a la venta de gorditas, sopes, tacos, enchiladas, etc., por ser considerados alimentos populares y nacionalistas. Hay que destacar, que en un acto de plena soberanía, el nuevo gobierno anunció la expropiación de todas las minas de carbón, anunciando que de ahora en adelante quien quisiera el estratégico mineral debería pagar el doble.

El anuncio de tal determinación se hizo ante una repleta Plaza de Armas, ahora bautizada como el Zócalo, en el cual las masas emocionadas aclamaron a su nuevo Presidente, cuyos aduladores lo habían elevado ya a la categoría de estadista. Se anunciaron más expropiaciones a otros negocios de los nefastos capitalistas, y en una medida polémica, se decretó la confiscación de las remesas que hasta ahora venían recibiendo los habientes de la Nación Chichimeca de parte de sus familiares radicados en los Estados Unidos; se calcula que por este sólo concepto las autoridades hacendarias recaudarían una cifra cercana a los 500 millones de dólares, los que serían totalmente canalizados a obras de beneficio social, privilegiando a los grupos marginados.


Se firmaron algunos acuerdos comerciales muy importantes, sobresaliendo los signados con Venezuela y Cuba. Mediante el primero de ellos, el gobierno de Hugo Chávez nos vendería petróleo a precios subsidiados, a cambio de ello, la Nación Chichimeca se comprometió a enviarles a los hijos de Bolívar el equivalente en pan de pulque, aldilla de puerco, y automóviles. En el caso de Cuba, para compensar los embarques de habanos “Cohiba”, botellas de ron y biografías del “Ché” y de Fidel, se les harían llegar a los isleños coloridos sarapes, acero, productos lácteos, así como fósiles de animales prehistóricos; productos todos de alta demanda mundial.

Para no ser menos, el gobierno fraterno de Evo Morales se ofreció a mandarnos generosas dotaciones de hoja de coca, sin embargo, ante las características de la mencionada mercancía, el gobierno Chichimeca solicitó tiempo para resolver sobre el particular, quedando pendiente este acuerdo. Por su parte, el hermano gobierno de Ecuador ofreció paquetes turísticos atractivos y a buen precio, ya fuera para realizar turismo extremo en sus selvas, o bien como campos de entrenamiento para las guerillas; la cancillería se encuentra analizando dicha petición.

Pese a las medidas anteriores, los cálculos indicaban que todavía no se cubría la meta establecida en materia de ingresos, por cual se decretaron cargas fiscales adicionales a los poseedores de teléfonos celulares y computadoras. En el mismo tenor, se aumentaron las exacciones a quienes viajaran al extranjero, acordándose asimismo imponer un gravamen muy alto a los usuarios del servicio de Internet. Finalmente, con estos últimos impuestos fue posible alcanzar el equilibrio presupuestal que atendiera las necesidades de la nueva nación. El futuro lucía promisorio. Próxima entrega: las políticas públicas.


Redondeo. En 1908 Walter Johnson lanzó tres blanqueadas en cuatro días.