miércoles, 19 de agosto de 2009

EL AGUJERO NEGRO DE CARSTENS

Mario Dávila Flores
La información dada a conocer hace unos días por el Secretario de Hacienda del Gobierno Federal, del faltante de 300 mil millones de pesos en el presupuesto del 2010, levantó gran revuelo en los medios de comunicación, sin embargo, dicha noticia no impidió la tendencia alcista de la Bolsa Mexicana de Valores, lo cual mostró que dicha noticia no le quitó el sueño a los inversionistas, ni afectó a nuestro peso en su cotización con el dólar.

La cifra es ciertamente elevada, y para dimensionarla podemos decir que equivale a 12 veces el actual presupuesto de Coahuila, pese a ello, sin embargo, se trata de una magnitud manejable, que pudiera solventarse mediante la participación de tres factores: una mayor recaudación, ajustes en el gasto del gobierno, y un déficit acotado dentro de ciertos límites. Esto sería lo posible de acuerdo a la realidad del país, aunque lo ideal sería la aprobación de un impuesto único con una tasa uniforme para todos, como ya se ha implementado con éxito en varias naciones.

De alguna manera tanto el señor Carstens como los Diputados y Senadores habrán de llegar a un acuerdo para subsanar el faltante mencionado, mediante la mezcla de los tres elementos señalados, y para tener una idea de lo que posible, por ejemplo, la aprobación por el Congreso de la Unión, de un déficit presupuestal del orden del uno por ciento del PIB representaría alrededor de 117 mil millones de pesos, cifra que a su vez significa casi el 40 por ciento de los 300 mil millones de pesos, siendo factible cubrir el 60 por ciento restante mediante incremento en los ingresos y reducción de gastos, lo que se dará dentro del consabido estira y afloja usual en estos casos.

En mi opinión el agujero negro de Carstens, es una de las mejores noticias que podíamos esperar en materia de finanzas públicas, y en general sobre la economía de México, por las implicaciones que esto tiene, ya que nos está mostrando de manera realista y objetiva, que debemos hacer cambios profundos en la sociedad y la economía mexicanas, pues los mecanismos actuales han llegado a su límite.

En el caso concreto del petróleo, que permitió en los primeros años de la administración del Presidente Calderón la existencia de presupuestos realmente generosos, los cuales alcanzaron a permear a estados y municipios en todo el territorio nacional, haciendo posible la ejecución de obras públicas, como en el caso de Coahuila. Fueron los años de las vacas gordas, ahora procede el llanto y crujir de dientes.

Algo que preocupa, es que nuestro maná, que a diferencia del bíblico no cae del cielo, sino que brota del subsuelo, se nos agota a ritmos alarmantes, ya que se ha registrado una caída de 800 mil barriles de crudo diarios desde hace ya varios años, y a menos que hagamos una verdadera reforma energética, el desplome será irrefrenable, mientras seguimos como rehenes de políticos fanáticos y obtusos como Andrés Manuel López Obrador, cuya intransigencia nos ha causado un enorme daño.

Como dijera Albert Einstein. “En medio de la dificultad se encuentra la oportunidad.” Así, nuestras dificultades financieras del momento, representan la gran oportunidad que tenemos los mexicanos para replantear la economía, buscando nuevas soluciones a los problemas actuales. Algo que debemos buscar en el mediano plazo, es el abatimiento de la economía informal, ya que este fenómeno impide ampliar la base de contribuyentes, elemento clave para una verdadera reforma fiscal. Esta no es tarea fácil, pero debemos emprenderla si queremos en verdad mejorar.

Asimismo, no se puede bajar la guardia en materia de seguridad, mejorando las políticas y estrategias en la materia, así como el ser menos tolerantes con quienes infringen las leyes, y desde luego, comprender que en el mundo actual, el conocimiento es el nombre del juego, y para ello no tenemos más alternativa que decidirnos de una vez a mejorar nuestro deficiente sistema educativo.

Aquí no se trata de un problema de falta de presupuesto; hay que mejorar la eficiencia con la que viene operando el aparato educativo en México antes de pensar en más recursos, como lo muestra el caso de los políticos comisionados, un ejemplo tan sólo de lo que se puede corregir. Por todo lo anterior, estoy convencido, de que la “mala” noticia de los 300 mil millones de pesos, es en realidad una muy buena, si sabemos sacarle provecho.


Redondeo. Ahora los “Saraperos” lucirán el uniforme de domador, para domesticar a los “Tigres.”




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