sábado, 9 de mayo de 2009

Leeción de Liderazgo

Mario Dávila Flores
El teléfono de la red Presidencial se activó el jueves 23 de abril a las cuatro de la tarde, quien llamaba a su jefe era el Secretario de Salud, para informarle al Presidente que las pruebas que se habían mandado a Canadá para su análisis habían resultado positivas; México se enfrentaba a un virus nuevo, que ya estaba haciendo estragos en el país, y que amenazaba con salirse de control, pues se desconocía su origen, naturaleza, forma de combatirlo y grado de peligrosidad; se estaba frente a un escenario en verdad alarmante.

Luego de recibir ese mismo día al doctor José Ángel Córdoba Villalobos, de quien recibió la información puntual disponible hasta ese momento, el Jefe del Ejecutivo decidió convocar a su gabinete a una reunión de emergencia a las seis de la tarde, acción que demuestra la rapidez con la que se atendió la emergencia sanitaria, la que amenazaba con salirse de control. El resto de lo sucedido hasta ahora, ya lo conocemos en mayor o menor grado la mayoría de los mexicanos.

Dicha contingencia, que aún presenta riesgos, por lo que no conviene bajar la guardia, constituye un ejemplo de liderazgo, y bien pudiera ingresar al catálogo de estudios de caso de la revista Harvard Business Review, específicamente en lo que respecta a la actuación de los gobiernos ante situaciones como la que hemos vivido. Cuando hablamos de liderazgo, los mexicanos todavía recurrimos a estereotipos muy arraigados en nuestra cultura nacional.

Para nosotros un líder, es alguien muy macho, que habla golpeado, que suele asumir posturas histriónicas, combinando estas manifestaciones de un carácter fuerte, con la simpatía y el carisma; esos son algunos de los atributos que los mexicanos pedimos de las personas que ejercen o azumen un liderazgo. Sin embargo, pienso que este cuadro es erróneo, y alejado de la realidad, ya que en una sociedad moderna, regida cada vez más por el conocimiento, los nuevos líderes son muy diferentes a las caricaturas que hemos erigido entre nosotros.

¿Quién iba a imaginar que un “oscuro” integrante del Gabinete Presidencial, diera una muestra ejemplar de lo que es un auténtico líder? Sin buscar reflectores, sin actitudes protagónicas, simplemente con hacer bien su trabajo, apegándose a las normas y procedimientos establecidos para tales casos, mediante un manejo eficaz y transparente de la información, el doctor José Ángel Córdoba ha surgido como una figura relevante en la sociedad mexicana.

Los reconocimientos a nivel mundial sobre la manera en que México ha venido enfrentando esta crisis han sido altamente positivos y favorables; desde la Organización Mundial de la Salud, pasando por el Centro de Control de Enfermedades en los Estados Unidos, así como las opiniones vertidas por varias naciones, nos deben hacer sentir un genuino orgullo a los mexicanos, porque al menos en esta ocasión, nuestros líderes públicos, y el personal de salud, han estado a la altura de las circunstancias, sin desconocer la existencia de voces y corrientes críticas entre nosotros mismos, que reprueban el proceder gubernamental en esta coyuntura.

Tal es el caso de López Obrador, quien de manera irresponsable convocó a una reunión política en Tabasco, mandando al diablo a la influeza.

Otra lección importante, fue la coordinación de esfuerzos y de cooperación que se manifestó entre los países de Norteamérica: Canadá, Estados Unidos y México, miembros del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y que ante el problema actuaron como un auténticos socios, habiendo las acciones emprendidas rebasado las de carácter económico-comercial, en una muestra ejemplar de que el TLCAN ha generado beneficios no tangibles, pero altamente provechosos, al haberse creado una conciencia de pertenencia regional; esto es muy significativo y de una gran relevancia.

La crisis también se encargó de hacer el deslinde para ubicar a los amigos, y en el caso de Cuba, cuando López Dóriga le pregunta al Presidente Calderón acerca de la visita programada a la isla, la respuesta fue inteligente y elegante: tendrá que esperar, pues los cubanos han cerrado los vuelos de y para México. Que bueno, ya que así, entre otras cosas, se evitará nuestro Mandatario el bochornoso besamanos con Fidel Castro, que ha dañado la imagen de otros líderes latinoamericanos con cierto prestigio, y que acudieron a rendirle pleitesía al viejo dictador.

El problema no ha pasado, así que no debemos descuidar las medidas recomendadas, en especial las relacionadas con la higiene personal y con la limpieza de nuestro entorno, y finalmente ante la discriminación que sufrimos los mexicanos, ahora más que nunca hay que sacar la casta, y con dignidad y trabajo, demostrarle al mundo que somos capaces de superar cualquier contingencia, siempre y cuando estemos unidos, y contemos con líderes capaces, como por suerte los tenemos, incluso en el gobierno.


Redondeo. Ahora fue Manny Ramírez quien se derrumbó de su pedestal ante la epidemia del consumo de sustancias prohibidas. Estará suspendido durante dos meses, en los que dejará de percibir ocho millones de dólares.