miércoles, 11 de febrero de 2009

SALDOS DE LA CRISIS: EL DESPLOME DEL PESO

Mario Dávila Flores



En mi artículo anterior señalé los que en mi opinión han sido hasta ahora los efectos más importantes de la actual crisis económica, me refiero al desempleo, en sus varias modalidades, y a la devaluación del peso frente al dólar. La semana pasada hice algunos comentarios sobre el primero de ellos en relación a nuestra región, por lo tanto ahora abordaré lo referente al dólar, el cual ha sido la gran sorpresa, pues pese a la lógica, la divisa estadounidense se ha fortalecido a medida que se agudizan los problemas en los Estados Unidos. ¿Qué está pasando?

Antes de intentar dar una respuesta a nuestra interrogante, retrocedamos en el tiempo a los bucólicos días de la primera mitad del 2008, cuando el “super peso” llegó a cotizarse por debajo de los 10 pesos ante el dólar; eran los días en que los exportadores presionaban a las autoridades mexicanas para que hicieran el ajuste en la paridad cambiaria, y cuando algunas grandes corporaciones empresariales; unas locales como el GIS le apostaron a los derivados con los resultados negativos que ya conocemos.

Sin embargo, a partir de la segunda mitad del año pasado, y contra todas las expectativas y pronósticos, la divisa verde comenzó a repuntar a nivel mundial, mejorando su posición, no tan sólo ante el euro y la libra esterlina, sino incluso frene al oro, al mismo tiempo que los inversionistas mundiales comenzaron a canalizar grandes cantidades de recursos hacia los Bonos del Tesoro de los Estados Unidos, lo que implicaba una nueva confianza en el dólar. ¿Cómo explicar esto, cuando la cuna de esta moneda, se hundía en una grave recesión?

Difícil de explicar y de comprender, pero al alcanzar la crisis dimensiones globales, un gran número de países, presenció el deterioro de sus economías aún más que la de los Estados Unidos; epicentro del terremoto. Se trata de una correlación de fuerzas relativas, en la que paradójicamente, las naciones que no ocasionaron la hecatombe, se han visto mucho más perjudicadas; es un fenómeno que desafía la lógica, pero que es real.

En el caso de México, la racionalidad económica, indica que los efectos negativos sobre el peso, son principalmente cuatro: la brutal caída en los precios del petróleo, el retroceso de nuestras exportaciones, la baja en el turismo ante los temores suscitados por la violencia en nuestro país, y la disminución de las remesas de los trabajadores mexicanos en el exterior. Estos cuatro elementos explican un menor flujo de divisas hacia nuestro territorio, pero en mi opinión, hay otros factores que están afectando al peso.

Existen evidencias que instituciones como los bancos establecidos en México, han venido demandando fuertes cantidades de dólares, quizá por razones de previsión, pero también no podemos descartar las de carácter especulativo. Igualmente lo estarían haciendo algunas grandes empresas, empresarios y políticos, entre otros, para protegerse ante los malos tiempos.


Dado que en nuestra economía rige la libertada cambiaria, las autoridades no pueden impedir tales operaciones, pues ello implicaría echar por tierra nuestro régimen cambiario, lo que provocaría consecuencias más graves que el problema que se pretende corregir, así que además de continuar inyectando dólares de la reserva al mercado con la idea de frenar la caída del peso, y de haber “regañado” a los banqueros—remember López Portillo— México firmó un convenio con los Estados Unidos, mediante el cual , nuestro país, tiene acceso a un fondo de 30 mil millones de dólares, para una emergencia, lo que aunado al nivel de nuestras reservas, arroja una disponibilidad total de 112 mil millones de dólares.

La gran paradoja del dólar, es que los inversionistas, y la gente que cuenta con la capacidad para hacerlo, se refugian en esta divisa, lo que nos muestra que el mundo no ha cambiado mucho, que el billete verde sigue siendo visto como el activo más seguro en las épocas de turbulencia, y en consecuencia aumenta su demanda, lo que a su vez impulsa el precio hacia arriba. Al fin del día, sigue imperando la férrea ley de la oferta y la demanda. Así la devaluación del peso, se traduce en aumentos de precio en muchos productos y servicios importados, lo que reduce nuestro ingreso real, esto último es lo que nos afecta como consumidores.


Redondeo. Se derrumbó del pedestal Alex Rodríguez, sigue Miguel Tejada, mientras Barry Bonds y Roger Clemens enfrentan problemas legales. ¿Quién seguirá?

La crisis

Carlos Manuel Valdés
La idea de la crisis ha derivado hacia sus aspectos económicos aunque necesariamente irá tocando los sociales casi por necesidad o porque es hacia donde apunta. El perjuicio de una crisis del tamaño de la que estamos enfrentando es enorme si tomamos en cuenta que mucha gente inocente va a perder su trabajo y sufrirá en su única vida debido a que alguien (muchos) no hizo bien aquello que se le había encargado. Vemos, por ejemplo, que los ejecutivos de la General Motors no se han preocupado ni demasiado ni poco por lo que les sucede. De cualquier manera están a salvo: pudimos comprobarlo cuando el presidente Bush les entregó una cantidad enorme de recursos y ellos compraron aviones particulares y repartieron bonos entre los directivos. Es decir, ni en cuenta tuvieron que se trataba de algo excepcional y que la idea no era que se salvaran sino salvar a la empresa. En cambio, en Honda y Toyota, sin que estas fábricas recibiesen dinero del gobierno, los ejecutivos motu proprio se bajaron el sueldo un 10%. ¿Verdad que los gringos merecerían tronar? Lástima que su fracaso perjudicaría enormemente a millones de mexicanos y, en especial, a miles de familias de Coahuila.
Entonces, estamos frente a algo inédito. Crisis económica más crisis social nos da crisis de la familia, de la cultura, de las religiones, en fin, de la persona. Todo lo cual quizá sea el resumen de lo que sería en sí la CRISIS (así, con mayúsculas). Vemos que a nuestro alrededor muchas instituciones están haciendo agua. Una de las más evidentes es el sindicalismo en su versión mexicana. Es, sin dudas, ésta, una de las muestras más tristes del ritual de corrupción de nuestra Patria. Véase a la señora Elba Esther Gordillo, estudie usted lo grotesco de Napoléon Gómez Urrutia, revise a uno de los más seriecitos, el líder telefonista que inició el movimiento pro democratización y derrotó al dirigente anterior exigiendo voto libre y secreto. Esto fue hace 30 años y Francisco Hernández Juárez aún está sobre el sindicato. ¡Qué curiosa forma de presentarnos a esa clase obrera que para Marx era la clase "revolucionaria en sí"!
La idea es que la crisis es más profunda de lo que pensamos. Y es crisis social más que económica. ¿Qué piensa usted de los partidos? y ¿qué me dice de los diputados y senadores? Analizemos un dato: se tomó la decisión de que nadie debía ganar más que el Presidente de la República. ¿Nadie? Los Ministros de Justicia ganan tres veces más que él. Los senadores ganan los mismo, el presidente del IFE gana más y sus corifeos ganan igual. ¿Por qué será? Porque no hay ética, porque no hay valores, porque no hay honestidad. La corrupción es el azote que nos dejaron los españoles pero que perfeccionamos les mexicanos. Esa es crisis.
Creo que saldremos de la crisis simplemente porque acabaremos con el país o porque provocarmos que haya, tarde o temprano un golpe militar para que un dictador ponga freno a los abusos. Y claro, él acabará también, como de paso, con las libertades. Es evidente que esta visión catastrofista (ya nos dio el ejemplo Carlos Slim) no es la que comparto. Creo que aún hay posibilidades de que al menos en pequeño inauguremos un estilo y una forma alternativa de comportarnos, una sociedad diferente chiquita. ¿Qué piensan?