miércoles, 7 de enero de 2009

AÑO NUEVO EN LUBBOCK

Mario Dávila Flores
Esta navidad fue un poco diferente a las demás, ya que ante el panorama económico imperante, no tuve más remedio que hacer un drástico recorte en mi lista a Santa Clos, habiendo destinado la mayor parte de mi dinero, al saludable hábito de abonar a mi tarjeta de crédito, la cual había incrementado su saldo en magnitudes inusuales para su servidor, que se considera un ser fuera de tiempo, pues tengo por costumbre gastar sólo lo que indican mis ingresos.

Sin embargo, como dice el dicho “Dios aprieta pero no ahorca”, así que a finales de diciembre del ya caduco 2008, me agasajé con un espléndido regalo; “La Montaña Mágica “ del gran escritor alemán Thomas Mann, cuyas 1048 páginas son un verdadero deleite. Esta obra clásica de la literatura universal, la adquirí gracias a la recomendación de don Antonio Malacara, de modo que no lo pensé dos veces y solté los chelines para agenciarme este legado de sabiduría, que ahora disfruto en estos días invernales.

Como el año nuevo lo fuimos a recibir a Lubbock, Texas con mi hija Sofía, su esposo Dimitrio y mi nieto Dimi, tomé la decisión de cargar con mi nuevo libro, siendo lo más extraño de todo, que a pesar de las distracciones del ambiente festivo, me las ingenié para continuar esta lectura en los ratos libres entre visitas al Mol, al Museo del Tecnológico de Texas para admirar una exhibición de pintores italianos, salir a comer, visitar algunas amistades de mi hija y mi yerno, y claro, después de haber jugado con mi nieto, que fue la actividad prioritaria.

El día último, después de cenar temprano pavo con pasta y papas gratinadas en el apartamento de Sofía y Dimitrio, fuimos invitados a la casa de Larry Jones y su esposa, quienes vivieron muchos años en Alemania, habiendo sido testigos del histórico derrumbe del muro de Berlín, episodio que nos fue narrado con lujo de detalles por nuestro amable anfitrión, quien nos mostró una fotografía en la que él, con un martillo, desprendía un trozo de piedra de aquel nefasto muro.

Entre las anécdotas que nos contó, recuerdo una de ellas, consistente en la forma de distinguir a los alemanes occidentales de los orientales, siendo esta mediante la dentadura manchada de un color ocre de estos últimos, ocasionada por las fallas en los sistemas de agua potable. Sobre las restricciones alimenticias que padecieron los orientales, éstas se sintetizan en el dicho popular que dice que teniendo papas, tienes asegurada la mitad de la comida. En general, un factor que contribuyó a hundir al país socialista, fue el deplorable estado de su infraestructura: escuelas, hospitales, vivienda, caminos, incluso hasta la falta de calefacción en casas y oficinas.

Unos minutos antes de la media noche, nuestro anfitrión, desapareció de la escena, para regresar justo en los primeros segundos del nuevo año, ataviado como el profeta José, quien fuera vendido por sus envidiosos hermanos como esclavo a los egipcios, habiéndose levantado hasta colocarse como el segundo hombre más poderoso del imperio, convirtiéndose en el brazo derecho del Faraón.

Con tal caracterización, Larry que junto con su esposa, trabajó como misionero cristiano en Alemania, y lo sigue haciendo en esta ciudad del Oeste de Texas, nos habló sobre el significado del año recién iniciado en un lenguaje sencillo y ameno: fue esta una singular manera de festejar el arribo del 2009, que resultó una nueva y agradable experiencia para nosotros, pues disfrutamos una velada agradable y llena de enseñanzas.

Otra gratificante vivencia fue el haber asistido a dos centros de lectura; el primero de ellos, la biblioteca pública, un moderno, acogedor y funcional local, ubicado justo frente a uno de los lagos que embellecen esta ciudad fundada por los cow boys. Pese a los días festivos, las salas de lectura lucían una buena asistencia de visitantes de todas las edades, incluso niños pequeños a quienes sus padres introducen temprano en el fascinante mundo de los libros.

Posteriormente acudimos a una librería comercial, la que para nuestra sorpresa lucía atiborrada de clientes; unos en el área de libros, otros en la de música y videos, y otros más disfrutando un café con un pastelillo en su bien acondicionada cafetería; fue una agradable vivencia, imaginando no sin nostalgia, el día en que la gente de Saltillo pudiera frecuentar estos negocios, en lugar de los casinos como está de moda en estos días.


Redondeo. “Mi ampayer favorito es el que está muerto.” Johnny Evers.

1 comentario:

  1. Siiiiii, llega uno hasta a dar un subrepticio beso a esos librones que nos arroban!

    : )

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