miércoles, 18 de febrero de 2009

Cuestiones

Carlos Manuel Valdés

Es increíble cómo pasan las noticias y se atropellan unas a otras: de un desastre financiero a una masacre, de ésta a un fraude millonario, de ahí a los escándalos del padre Maciel, a la traición de los consejeros del IFE, a la ausencia de una Cámara responsable (local y federal), etcétera. No sabe uno si es bueno dejar de leer, suicidarse o irse a la guerrilla. Lo que sí consta es que, como dice Mario Dávila, se está tocando fondo. Coincido con él en la idea, pero creo que no podemos cantar victoria porque cuando pensamos que tocamos fondo siempre aparece algo peor. Todo indica que los acontecimientos están ahí para estrujarnos, para angustiarnos y para superarse a sí mismos una y otra vez.

O, como lo proponen algunos periodistas nacionales, uno puede ser el eterno crítico que siempre está arriba del mundo, en el Limbo, inmaculado, viendo cómo todos son malos menos el que habla. Un buen número de defeños observan a la realidad como si ésta estuviera en otra parte, digamos, en un lugar de la galaxia a la que se mira tras un telescopio desde la tranquilidad de un observatorio. El Colegio de México, la UNAM o La Jornada te dan la posibilidad absoluta de ser el dios impoluto que no se mezcla con nadie para seguir siendo lo que es: Dios.
Vimos que se le escapó a los intelectuales la reforma energética y que nos entregaron una reforma mediocre, sin futuro. Vimos que se opusieron a todo pero que no lograron casi nada. Estamos comprobando que todo mundo está dispuesto a destruir lo que sea con tal de no permitir que algún otro progrese. Pensemos en el IFE, la institución más seria que teníamos. Hoy, gracias a los diputados y senadores, gracias a todos los partidos, cayó en un estado vergonzoso de acomodamientos e intereses individuales que dan miedo. Los consejerillos mediocres que protegieron a Televisa y Televisión Azteca saben que ya están seguros (amarrados) para seguir cobrando su sueldo de 130,000 mensuales (más bonos y gastos varios) mientras que se termine su período, que se alarga por 9 años. Pongamos como ejemplo al consejero Arturo Sánchez, que en Cuatro Ciénegas hace años me dijo a mí que era de izquierda. Pues bien, antier lo vimos tendido defendiendo a Televisa. Bueno, si en eso consiste ser de izquierda entonces se nos facilita entender a nuestro país y a sus gobernantes como seres esquizofrénicos.

Yo deseo que pronto podamos estar más tranquilos pero me pregunto si este deseo no chocará con la realidad. La realidad, siempre es más terrible que lo que queremos. Nuestra realidad no está de acuerdo nunca con la que exhibe Carstens, Ortiz, Beltrones, Peña Nieto y congéneres. La realidad es la que me pega todos los días en la gasolinera, el supermercado, el precio de los libros… Por eso creo que lo que dicen los intelectuales que ven tras su telescopio no coincide con lo que veo cada día. Menos aún lo que me dicen los políticos. Es duro reconocerse a merced de los elementos. Sobre todo, es terrible saber que el futuro es ajeno.

2 comentarios:

  1. No creo que el futuro sea tan ajeno, yo creo que si todos y cada uno de los ciudadanos de este país y del mundo ponemos nuestro correspondiente granito de area. Con el solo hecho de participar, fincaremos un futuro mejor. Así que manos a la obra!!!

    ResponderEliminar
  2. Carlos
    coincido con Luciel, si nos dejamos apabullar por la idea de la crisis, entonces si, estamos en la olla. sin pretender cerrar los ojos ante lo evidente, creo que cada uno tenenos que trabajar muy duro en nuestro propio espacio vital para que no nos aplaste el desánimo ni la crisis. Como leí en algún anuncio callejero, no hay crisis que resista 12 horas de trabajo, y mira que te lo dice una víctima del desempleo

    ResponderEliminar