domingo, 25 de enero de 2009

Se buscan por la pluma…

“Pueblos que no aprenden de sus errores están condenados a repetirlos”.
Ruiz de Santayana


Esther Quintana Salinas

Hace tres años, Ignacio Ramonet, director del periódico francés Le Monde, le hizo una entrevista a Fidel Castro, y entre otras cosas le preguntó que ¿qué era un dictador? y al que además acusaban de cruel. Permítame compartirle líneas de la respuesta: “Lo de dictador no me lo explico. Un dictador es alguien que toma decisiones arbitrarias, unipersonales, que actúa por encima de las instituciones, por encima de las leyes, que no tiene otro control que sus caprichos o su voluntad (…) Bush puede tomar decisiones terribles sin consultar con nadie, puede incluso desatar una guerra nuclear sin consultar con el Senado, ni consultar la Cámara de Representantes, ni siquiera su gabinete (…) Cualquier presidente norteamericano tiene más posibilidades de dictar órdenes, y órdenes decisivas y dramáticas, que yo. Mire, yo no tomo decisiones unipersonales. Éste no es siquiera un gobierno presidencialista. Nosotros tenemos un Consejo de Estado. Mis funciones de dirigente están dentro de un colectivo.”

(…) En cuanto a la crueldad…Creo realmente que un hombre que ha dedicado toda su vida a luchar contra la injusticia, contra la opresión de todo tipo, a servir a los demás, a luchar por los demás, a practicar y a predicar la solidaridad, pienso que todo eso es totalmente incompatible con la crueldad. Al Capone decía algo similar sobre su persona. Murió afirmando que había sido un benefactor de la humanidad. Pero no es Capone el tema, usted disculpe la remisión, no lo pude evitar, me lo recordó…

La lista de estos lóbregos personajes es larga, los ha habido en todos los continentes. Portugal tuvo al suyo, Oliveira Salazar, casi cincuenta años en el poder. Franco, como decía don Pedro de Miguel, exilado español, que tuve el gusto de conocer hace ya muchos años, “le jodió la vida a España” por más de 30. Mussolini más de 20 y Adolfito se encargó de hacer lo suyo en Alemania, por doce años.

En América no nos quedamos atrás, México padeció a Porfirio Díaz, pero Fidel Castro, ya le ganó en estancia. Un rasgo común de estos individuos es su irrespeto y violación permanente al orden jurídico. Nomás mire usted cuanto ha hecho el discípulo favorito de Fidel, Hugo Chávez, en la tierra del Arauca.

¿Cómo identificar a un dictador? Empiece usted por examinar su discurso, siempre es populista, orientado inexorablemente a promesas y más promesas. Se asume como vocero de los marginados, de los que no tienen empleo, ni escuela, ni casa donde vivir. Es el redentor de los desamparados y eso promueve que el conglomerado que no ha podido salir de la pobreza, que vive en situaciones deplorables, se sienta atraído por el Prometeo que les va cambiar la existencia.

Su habilidad para canalizar a su favor el resentimiento social, es indiscutible, ahí está la clave. Comienza a hablar como ellos y eso es un imán, juega con esa emocionalidad que el desamparado trae a flor de piel. Es un maestro en el “arte” de la manipulación, los envuelve con verdades a medias y mentiras completas: con este amasijo impide que piensen.

Su expertis en la utilización de la falsa legalidad le permite modificar leyes a modo y hacerles cuantas adecuaciones le resulten convenientes a sus propósitos. Los otros dos poderes, es decir el Legislativo y el Judicial son dos ceros a la izquierda.

No es difícil identificar un espécimen de estos, nomás escúchelo hablar de un tema único: el político. Los otros no le quitan el sueño, de ahí su obsesión por disminuir y acabar las instituciones que le representen algún equilibrio, porque eso es amenaza.
El séquito cercano y ampliado que lo rodea repite como loro que cuanto existe de bueno en el espacio en el que ejerce su poder, es gracias a él y a nadie más que a él. Ni vergüenza les da hacerlo, se les vuelve muy natural, además va incluido en el paquete por el que alquilan su dignidad al mandamás en turno.

En nuestra realidad doméstica, infortunadamente, hay aprendices de dictador, y es que el poder…es tan atractivo, tan encantador….No bastan los tres o los seis años, hay que ampliarlo y para ello hay que bordar, ni siquiera fino…al cabo que a quien le importa lo burdo. El aprendiz está engolosinado, consulta, procura, visita, hace turismo, admira al decano de la isla y ensaya…total, así se va aprendiendo. Y al que no le guste…pues que se aguante…

¿Y Coahuila? Coahuila todavía duerme, se cubre los ojos, no quiere ver…

3 comentarios:

  1. Coahuila lo único que ve es PRI y Gobierno. Quien está dormida es la oposición.

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  2. Así es mis estimados habremos de renombrar al Estado de "Coahuila de Zaragoza", por "Coahuila de los Moreira".

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